Preguntamos al osteópata James Woledge sobre los beneficios de la terapia de ondas de choque
James lleva casi 10 años utilizando la terapia de ondas de choque y ha estado enseñando y haciendo podcasts sobre ella desde 2017. Acompaña a los principiantes hasta convertirse en terapeutas consagrados en el uso de los dispositivos radiales y focalizados de STORZ MEDICAL. James dirige dos clínicas multidisciplinares en Suffolk y Kent.
¿Cómo empezó su andadura con las ondas de choque?
Mis inicios con las ondas de choque se remontan a 2013 tras interesarme por el dolor plantar del talón y los problemas en el tendón de Aquiles. Casi todos los tratamientos funcionaban a corto plazo, pero los pacientes no dejaban de volver, quejándose de recaídas. Esto puede ser bueno para el negocio, pero no es bueno para el alma, especialmente cuando sales de la universidad pensando que tienes la habilidad de curar todos los males. Un viejo amigo de la British School of Osteopathy había mencionado algo sobre ondas sonoras, así que seguí investigando en una de las ferias nacionales. Conseguí que me dejaran un dispositivo para probarlo durante unos meses y así pude ponerlo a prueba con mi lista de pacientes de fascitis plantar resistente y los resultados fueron muy positivos. Investigué un poco y decidí comprar equipos de uno de los líderes aceptados del sector: STORZ MEDICAL. Ahora tengo dispositivos radiales y focalizados en mis clínicas suministrados por Venn Healthcare.
¿Qué porcentaje de sus pacientes reciben ondas de choque?
Diría que el 50 % de mis pacientes son actualmente »pacientes de ondas de choque«. Esto se debe a que he desarrollado una lista de pacientes/práctica especializada en tendinopatías crónicas y fascitis plantar. Muchos pacientes no son candidatos a las ondas de choque y soy un convencido defensor de que no se utilicen en »todo el mundo y para cualquier cosa« solo por contar con la máquina.
¿Qué condiciones se le suelen presentar más a menudo?
Veo un gran número de problemas en las extremidades inferiores, desde la fascitis plantar hasta la tendinopatía glútea (GTPS) y los dolores en la tibia. También me encuentro cada vez más pacientes con tendinosis calcárea, ya que ahora hago ecografías a todos mis pacientes.
¿Qué patologías cree que responden mejor a la terapia de ondas de choque?
Sin duda, la fascitis plantar y la tendinopatía glútea son las que mejor responden y también las más frecuentes. Son relativamente fáciles de tratar, ya que son fácilmente accesibles, y además los pacientes suelen sentir menos dolor que en otras zonas.
¿Cómo han ayudado las ondas de choque a evolucionar su consulta?
Ha arrojado luz sobre muchas dolencias en las que, históricamente, los osteópatas tenemos dificultades. Estoy seguro de que esto puede sorprender a muchos, pero mi formación de grado sobre las enfermedades relacionadas con los tendones y su gestión fue muy escasa. El hecho de profundizar en las ondas de choque te ayuda a ampliar tus conocimientos sobre las patologías de los tejidos blandos y en las estrategias de rehabilitación basadas en la experiencia.
Sigo combinando el pensamiento y las habilidades osteopáticas tradicionales para tratar estas dolencias, pero creo que es bueno que nos esforcemos por ampliar nuestros conocimientos, basándonos en la experiencia, para asegurarnos de que tratamos adecuadamente a estos grupos de pacientes.
Las ondas de choque han ampliado sin duda mi vida en la consulta y ha contribuido a que mantenga el interés. Si siguiera atendiendo entre 20 y 30 pacientes con lumbalgia a la semana, ya me habría vuelto loco del aburrimiento. Solo en esta semana trataré una consolidación retardada en la tibia (las ondas de choque focalizadas funcionan muy bien en estos casos), tres pacientes de tendinosis calcárea y dos tendinopatías proximales de los isquiotibiales. Junto con las pruebas de ecografía, se trata de una semana emocionante para mí.
Como respetado docente sobre la terapia de ondas de choque, ¿cómo ve el futuro de esta tecnología?
Creo que su foco principal será el campo musculoesquelético, pero con una lista cada vez mayor de afecciones basadas en la experiencia, como la lumbalgia crónica o el dolor en la tibia. Ya no es solo una máquina para los tendones. Su uso en urología, por ejemplo para la enfermedad de Peyronie, el CPPS y la disfunción eréctil, está gozando cada vez de mayor aceptación y nuestra clínica es un ejemplo de una tendencia que ha visto duplicarse año tras año estos grupos de pacientes.